Mostrando entradas con la etiqueta cambio climático. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cambio climático. Mostrar todas las entradas

sábado, 11 de mayo de 2013

Océanos "memorizan" los cambios climáticos

Los océanos "guardan" en su interior los ciclos climáticos pasados


Por Apolinar Velazco

Los cambios de los estados climáticos del pasado reciente de la atmósfera han sido memorizados por los océanos, quienes por medio del almacenamiento de dichas propiedades atmosféricas, en una escala temporal de varios siglos, cambian las condiciones del clima en el futuro.
 
A esta conclusión llegó Joachim Ribbe, investigador de la University of Southern Queensland, en su artículo “Cambio Climático: ¿Qué está pasando en el océano?”, en el que además expone que, “el agua que circula en el océano profundo actualmente, tuvo su último contacto con la atmósfera varios siglos atrás”.

De igual manera describe en el texto publicado en 2001 en la revista Ciencia al Día Internacional que, “la circulación termohalina actual depende del balance de los flujos de calor y agua dulce en el océano Atlántico Norte”.

“Ambas propiedades controlan la densidad y flotabilidad del agua oceánica superficial”, reitera el especialista en Climatología y jefe del Departamento de Ciencias Físicas y Biológicas de dicha universidad.

El catedrático adscrito a la Australian Meteorological and Oceanography Society (AMOS), asegura que existe evidencia de que este balance ha sido perturbado en el pasado.

“La circulación termohalina global colapsó en varias ocasiones durante el pasado geológico de la tierra (…) mismo –que- puede ocurrir en un periodo de tan sólo pocas décadas, un proceso rápido en comparación con otros procesos geológicos”, explica el también miembro de la Deutsche Gesellschaft fur Meeresforschung (DGM), con sede en Alemania.

Esto tendría graves consecuencias sobre las condiciones atmosféricas locales y globales, por lo que acota que en la actualidad se lleva a cabo una investigación en forma continua sobre la circulación termohalina usando modelos oceánicos y climáticos.

Joachim Ribbe  dice que, “un número siempre creciente de observaciones del sistema climático es utilizado para validar los resultados de estos modelos que son la única herramienta de predicción de las consecuencias de un cambio climático futuro”.

El catedrático quien ha enfocado sus investigaciones en los procesos y modelados climáticos; la variabilidad del clima; la modelización oceánica, el papel de los océanos en el sistema climático y el impacto climático en los sistemas costeros; comenta que el clima terrestre caracterizado por variables como la temperatura promedio de la superficie, sufre variaciones en diferentes escalas de tiempo.

“Algunas de estas variaciones resultan en cambios semipermanentes y por lo tanto resultan en cambios climáticos. Un ejemplo es el paso de períodos glaciares a interglaciares y viceversa, que ocurre en escalas de decenas de miles de años”, especifica.

Entre los estudios actuales, adiciona, se cuenta el programa de Variabilidad y Predicción del Clima (Clivar), financiado con participación multinacional y el cual ha empezado recientemente a estudiar todos los aspectos del clima terrestre por los próximos diez años.

Al igual que otros especialistas en la materia, Ribbe detalla, “el estado climatológico medio o estado de equilibrio del sistema climático global está siendo activamente perturbado por la sociedad” y esto ha venido sucediendo desde el comienzo del siglo XVIII con el uso masivo de combustibles fósil como carbón, petróleo y gas.

“Los registros geológicos  de temperatura atmosférica y concentración de dióxido de carbono muestran una alta correlación entre ambos. Estos registros se extienden por varias decenas de miles de años y parecen señalar que los incrementos en dióxido de carbono son seguidos por aumento en la temperatura”, asevera en su documento divulgativo.

Pero este esfuerzo para detectar la variabilidad climática antropogénica por medio de observaciones, anota el maestro y PhD, se ha hecho particularmente difícil debido a que el sistema climático exhibe variabilidad en diferentes escalas de tiempo.

Y es que según él, “el rango de temperatura asociada a tal variabilidad excede el cambio pronosticado, como consecuencia de los gases de invernadero, en varios grados”, de tal manera que la variabilidad, “se extiende desde ciclos diarios y estacionales a fenómenos interanuales como la Oscilación Austral de El Niño, e incluso la Oscilación del Atlántico Norte que tiene una escala temporal de varias décadas”.

“El océano compensa cualquier variabilidad de corto término. Sin embargo perturbaciones persistentes en la atmósfera poseen impacto a escala de la circulación global que a su vez retroalimenta la circulación atmosférica”, precisa el investigador australiano.

El estudio de la variabilidad del clima y la vigilancia global del sistema océano-atmósfera ha descubierto otras perturbaciones del sistema climático global, tales como la Onda Circumpolar Antártica, Oscilación del Atlántico Norte y Dipolo del Océano Indico. “Estas perturbaciones son cambios del estado medio del clima que ocurren cada 3-7 años o después de varias décadas”, indica.

Entre muchas otras cosas, puntualiza que, “la formación de masas de agua en distintas regiones del océano es un mecanismo a través del cual el cambio climático es llevado al interior del océano”.

viernes, 5 de abril de 2013

Proteger la biodiversidad: entre cuidar la naturaleza o alimentar a millones

El hambre en el mundo supera los compromisos gubernamentales para luchar contra el flagelo. Foto: http://corresponsaldepaz.org.
 
Por Apolinar Velazco
 
Cuando  hablamos   de    alimentación   y    protección   ambiental,   hay   dos cuestiones que chocan. Según los datos que maneja la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la población mundial aumenta a una tasa alarmante y si  esto no se detiene, tendremos grandes problemas principalmente en el suministro de  alimentos.     Cada vez se necesitará destinar más  tierras  a  la     agricultura  y  la   ganadería,   favoreciendo  la  rdida de biodiversidad.


El quinto capítulo de su informe Nutrición Humana en el Mundo en Desarrollo, detalla que hace 2000 años la población mundial era cerca de 250 millones de personas. Pasando a 500 millones después de 16 siglos, en dos siglos y medio se duplicó para llegar a 1 000 millones en 1850, y nuevamente se duplien un siglo para alcanzar 2 000 millones de personas en 1950. Ahora la población del mundo se duplica cada 35 años y en 1990 llegó a 5 000  millones (Latham, 2002). El 30 de octubre de 2011, el Diario Milenio publi en su página web la buena nueva de que esta cifra alcanzó el record de 7 mil millones de humanos.


Este crecimiento población lleva consigo que más de la mitad de la superficie de la corteza terrestre haya sido destinada a la práctica de la agricultura (12%), la ganadería (25%) o la plantación de bosques artificiales (15%). Desgraciadamente, este  porcentaje  continúa  en  aumento  y  las  cifras  de  desforestación  llegan  a números alarmantes: 10 hectáreas perdidas cada minuto (BBC, 30 Nov 2011).


Cuando vemos que a principios de Siglo XX, sólo cuatro ciudades en el mundo comparan el honroso título de tener más de dos millones de habitantes y que actualmente esa  cantidad la superan más de 200, no queda otra cosa que pensar  que  la  explosión  humana   segui causando  estragos  y  los  pocos "pulmones vegetales" alrededor de las urbes  pasarán  a ser "vegetaciones de concreto".


Dice la BBC Mundo en un artículo publicado el 11 de noviembre de 2011 que la estimación anterior de deforestación neta a nivel mundial era de un promedio de 7 millones de hectáreas anuales en el período entre 1990 y 2005. No obstante, el nuevo estudio de la FAO que cita señala que el promedio anual de pérdida neta de bosque en ese período era de cerca de 5 millones de hectáreas, de los cuales 4 millones se encuentran en Sudamérica.


"A nivel regional las cifras que teníamos se han confirmado en América Latina que por desgracia es la región con mayor deforestación", precisa la cadena noticiosa británica además  que las imágenes satelitales mediante las cuales la Organización de Naciones Unidas para la  Agricultura y la Alimentación, hace dicha afirmación fueron aportadas por la NASA y el Sistema Geológico de losEstados Unidos.


Continúa el arculo que cita como fuente a Eduardo Rojas, jefe del departamento  forestal  de  la  FAO  que  las  ganancias  de  la  constante  tala  de bosques  y  plantaciones  vírgenes,  siguen  siendo  fuera  de  los  trópicos  y  las pérdidas en los trópicos. Brasil es el primer país en esta región terráquea donde se evidencian las pérdidas, informa la BBC Mundo  que los datos divulgados en 2011 por el INPE y la agencias de investigaciones espaciales de Brasil, señalan que la deforestación casi se sextupli temporalmente en Brasil desde marzo-abril de 2010 (103 kms cuadrados), en relación con el mismo periodo en 2011 (593 kms cuadrados).


"En Brasil la presión que había en los años 70 y 80 de cultivar a pequeña escala se ha reducido mucho, que es la que cicatriza (…) y en cambio lo que ha seguido  habiendo en   Brasil,   Colombia,  Bolivia,  Argentina,  Paraguay,  es  la generación de grandes extensiones para ganadería o agricultura", dijo Rojas a la agencia noticiosa inglesa y agregó además que  "esta deforestación no tiene oportunidad de recuperarse porque la agricultura lo impide, mientras  que si hay una pequeña extensión con un cultivo itinerante el bosque acaba comiéndosela otra vez".


En América Latina destruimos más zonas boscosas, pero protegemos menos las que  quedan y así lo afirma otra nota de la BBC Mundo publicada el 2 de febrero de 2011 y que  analiza el informe "Situación de los bosques del mundo 2011" de la FAO. Expone que a nivel mundial, la deforestación disminuyó de 16 millones  de  hectáreas  al  año  en  la  cada  de  1990  a  aproximadamente  13 millones  de  hectáreas  y  estima  que  la  forestación  y  la  expansión  natural  de bosque en áreas antes destinadas a agricultura, se estima que la pérdida neta de bosques a nivel mundial es de 5,2 millones de hectáreas por año, una superficie aproximadamente del tamaño de Costa Rica.


"América Latina, donde se encuentra el 57% de los bosques primarios del mundo, es  una  de las regiones que menos recupera sus bosques", comenta al descifrar al informe. Falta de cultura, declara Eduardo Rojas es lo que conlleva a la destrucción, "el continente que decepciona más es América Latina, porque lo que  es  evidente  es  que  la deforestación  está  ligada  al  infradesarrollo  y  al crecimiento demográfico.