miércoles, 20 de marzo de 2013

Perdió Pico de Orizaba 750 hectáreas en menos de una década




Las tala clandestina y la deforestación para la siembra de diferentes cultivos ha provocado la pérdida de cientos de hectáreas de bosque de pino. Foto: Cortesía Emilio Zilli.


Por Apolinar Velazco
 
La acelerada tasa de transformación de los bosques del Pico de Orizaba en tierras para el pastoreo de animales y simplemente en pastizales, ha hecho que este parque nacional haya perdido en ocho años cerca de 750 hectáreas, principalmente de Pinos. 90 por ciento de esta transformación fue causada por el hombre y sólo un diez por ciento por los incendios forestales.

Los resultados arrojados en el reporte final titulado Tasa de cambio de uso del sueloen el Parque Nacional Pico de Orizaba, Veracruz, México en el periodo 2003-2011, demuestran que en este lapso se perdieron 679. 2 hectáreas de bosque de pino y bosque de pino secundario pasando a ser pastizales y áreas agrícolas y más de 73 hectáreas naturales dejaron de existir por consecuencia de las llamas.

Segmentando el periodo analizado, el estudio elaborado para la Comisión Nacional de ÁreasNaturales Protegidas (Conanp) y con el apoyo del Instituto de Ecología A.C., señala que entre 2003 y 2007 la pérdida de vegetación ocupó 190.4 hectáreas, triplicándose esta cantidad entre 2007 y 2011 cuando se perdieron 607.6 hectáreas de vegetación. 

Los investigadores Rafael Patraca, Carlos y Oscar Muñoz, César Gallo y José Ponce, no sólo evidenciaron los cambios ocurridos en el área definida como parque nacional, también vieron el deterioro ambiental ocurrido en los cinco kilómetros próximos a los límites de bosque protegido. 

En esta extensión, según explicaron en el documento divulgativo publicado en 2011, 209.1 hectáreas pasaron a ser pastizales y tierras agrícolas, siendo la mayor afectación producto de la corta ilegal de especies maderables y por los incendios; en tercer lugar estuvieron las actividades agropecuarias.

Hasta 2012, la Conanp contabilizaba en 10 mil 944 hectáreas de superficie forestal del Parque Nacional Pico de Orizaba, un 55.83 % del polígono total de su territorio. Por su parte las tierras dedicadas a la agricultura y la ganadería cubría 2 mil 207 hectáreas, un 11.26 % del uso del suelo dentro de la reserva natural.

10 mil 944 hectáreas de superficie forestal le quedan al Parque Nacional Pico de Orizaba, un 55.83 % del polígono total de su territorio. Foto: Apolinar Velazco.

66 años en el olvido

Aunque fue declarado parque nacional hace 76 años, no fue sino hasta hace diez años (1993) cuando se inició su manejo y se asignó personal para trabajar en la región. En el reporte final los autores agregan que durante el periodo en que el careció de este manejo, “fue un sitio de recolección y extracción de flora y fauna para abastecer a poblaciones pequeñas, sin generar impactos negativos en los ecosistemas presentes”.

Esta realidad cambió con el aumento de la población ya que las necesidades básicas de alimentación y espacio han ido en crecimiento y muestra de ello son los núcleos urbanos asentados en sus faldas. Entre las décadas de 1960 y 1970, “la región fue sometida a una intensa y permanente deforestación que impactó los ecosistemas y su biodiversidad”. La interrelación entre suelo, clima y vegetación se vio afectada al reducirse las superficies forestales de manera drástica, sustituyéndolas por parcelas agrícolas.


Los doctores y biólogos enumeran que la década de 1980 y primera mitad de 1990, estuvo marcada por la tala clandestina de los árboles para la construcción de casas, la elaboración de carrocerías para camionetas y la fabricación de muebles y demás artículos para el hogar y transporte de mercancías del campo.
Las extensiones boscosas, explican, fueron sustituidas por la siembra de cultivos de papa, maíz, trigo, cebada, avena, haba y chícharo, la cría de caprinos y ovinos. 

Ambas actividades introducidas por los pobladores de la zona, desde sus puntos de vista, “han sido los elementos más importantes de presión sobre los recursos forestales, a los que se suman en la actualidad los incendios forestales”. 


Las actividades agropecuarias también han contribuido al cambio de bosques por pastizales para el ganado, principalmente ovino. Foto: Cortesía Emilio Zilli.

El Programa de Manejo del Parque Nacional Pico de Orizaba presentado por la Conanp en 2012, expone que desde el punto de vista demográfico, “se ha observado un acelerado crecimiento poblacional en las ciudades de Orizaba y Córdoba, además de otras sitios como Mendoza, Nogales, Maltrata, Coscomatepec, Calcahualco y Ciudad Serdán; mientras que por la parte del estado de Puebla, las ciudades Tlachichuca y Atzizintla, principalmente”. Además puntualiza que, “las actividades de restauración actuales presentarán una costosa labor”.

Reconocen que además del modelo agrícola tradicional, la tala clandestina y el libre pastoreo e incendios, que llevan a la contaminación y pérdida de la calidad del agua, la erosión de suelos y la pérdida de recursos fitogenéticos; existen otros problemas de carácter gubernamental, que se traducen en la, “falta de apoyo para llevar a cabo investigación aplicada que proporcione herramientas para el manejo sustentable de los recursos naturales y la diversificación productiva en las zonas en donde se lleva a cabo agricultura y en la zona de influencia”

Al insuficiente apoyo gubernamental para la investigación ambiental se suman otros de corte sociocultural, es decir, “no existe suficiente apoyo para generar y aplicar proyectos productivos que beneficien a las comunidades locales. La problemática se complica ya que además muchas actividades, especialmente en áreas de uso público, no están reguladas; no existe cultura ambiental entre los habitantes locales y usuarios del parque”

El diagnóstico concluye finalmente que más allá de la coordinación interinstitucional que existe entre gobiernos municipales, estatales y dependencias como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Secretaría del Medio Ambiente y los Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional Forestal (Conafor); es imprescindible, “reforzar algunas acciones conjuntas como vigilancia y seguridad a los turistas, ello fomentaría el turismo, especialmente el extranjero”.

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