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Los centros de investigación son claves en la gestión y análisis ambiental. Foto: http://www.unionguanajuato.mx |
Por Apolinar Velazco
El papel que juegan las
instituciones de investigación en la gestión ambiental resulta ser
preponderante, pues desde los estudios se logra establecer, dar precedentes,
sugerir y exponer lo que se debe, se ha llevado y lo que se debería hacer en el
camino por un mundo sostenible.
Se hace necesario que los
centros donde convergen y confluyen las mentes “brillantes”, volteen la mirada
al norte que el planeta demanda. Siempre se ha dicho que así como estamos no
podemos seguir, pero qué pueden hacer los investigadores en esta interacción
con la gestión. Es ése el objetivo de este ensayo.
Gestión ambiental con innovación
Alicia Bárcena en su
artículo "Principales desafíos ambientales en América Latina y el Caribe" describe este cometido al decir que, “el desarrollo sostenible debe convertirse
en el pilar de la transición de la modernidad hacia una posmodernidad
caracterizada por cambios en los modos de producción y consumo acompañados de
la innovación tecnológica con fundamentos de sostenibilidad ambiental”
(Bárcena, 2001: 91).
No podemos cambiar nuestra
forma de actuar frente al deterioro ambiental si no cambiamos nuestra forma de
producir lo que consumimos. En quién recae parte de esta responsabilidad, pues
como lo presenta la entonces directora de la División de Medio Ambiente y Asentamientos Humanos de la CEPAL, en la innovación que los centros de
investigación, los actores económicos y políticos, deben desarrollar.
Precisa además que, “la gestión ambiental como dimensión
esencial del desarrollo sostenible demanda políticas públicas modernas
acompañadas de conocimientos e instrumentos interdisciplinarios lo que implica
un reto sociopolítico de gran envergadura al estar marcada por el conflicto de
intereses de múltiples actores económicos” (Bárcena, 2001: 92).
La investigadora destaca el
enorme desafío que tiene la gestión ambiental al haber lo que denomina, una
disociación de las políticas públicas y las preferencias ciudadanas y añade
que, “con motivo de la Conferencia de Río
también se han incorporado al debate del desarrollo sostenible, en forma
creciente, nuevos actores no-estatales, con especial gravitación en la
comunidad científica...” (Bárcena, 2001: 92).
En
esta carrera productiva y de manejo de parámetros gubernamentales con énfasis
en el papel de los centros de investigación, señala aunque no directamente que,
“Desde esta
perspectiva, con políticas e instituciones ambientales que se ocupen de los
aspectos que el mercado no puede rectificar (generaciones futuras, daños
irreversibles, etc.) y que generen señales correctas a los actores sociales y
económicos debiera ser posible lograr crecimiento económico protegiendo la
calidad del ambiente y la integridad del acervo de capital en su sentido más
amplio” (Bárcena, 2001: 93).
En su análisis sobre el papel de las
instituciones centradas en la investigación ambiental, sugiere que, “la apropiación de los beneficios de las
aplicaciones comerciales de las nuevas biotecnologías es un tema emergente de
gran importancia ecológica, económica y social que plantea grandes
interrogantes” y concluye que interdisciplinas como “la agrobiodiversidad, genética vegetal (…) esenciales existentes hoy
día es el resultado de miles de años de conocimiento que incluye la
domesticación, conservación y desarrollo in situ de la biodiversidad agrícola”
(Bárcena, 2001: 94).
Gestión
ambiental, proceso dinámico
Otro colega suyo, ClaudioFriedmann (2001), quien en su momento era el director Asociación Interaméricanade Ingeniería Sanitaria (Aidis), define la Gestión Ambiental citando a Otero,
1997 como, “un proceso dinámico, donde
pueden aplicarse algunos de los principios de la dirección de empresas. Las
decisiones de inversión pueden orientarse hacia el mejoramiento continuo o la
reingeniería de procesos o una combinación de ambas en función de la tasa de
productividad global de las empresas”.
Acota además que son
imprescindibles,
“espacio
para investigación a diferentes niveles de físicos, matemáticos, ingenieros del
conocimiento programadores, arquitectos geólogos, técnicos. Necesitamos en
forma urgente resultados de que permitan reducir las perdidas de energía y las
emisiones de todo tipo en minería, construcción, acuicultura, vitivinicultura,
transporte, fundiciones, etc” (Friedmann,2001: 100)
Desde
su perspectiva es urgente que los centros de investigación realicen la gestión
que permita, si no eliminar, al menos mermar los problemas ambientales que como
habitantes de esta tierra causamos a diario. “Está abierto el campo a las investigaciones socioeconómicas que
calculen los costos privados y sociales de las medidas propuestas para mejorar
y proteger nuestros ecosistemas” ( Friedmann, 2001:103).
Pone como ejemplos donde “existe un tremendo e imprescindible campo
para la investigación”, principalmente, “desastres,
vulnerabilidad, indicadores ambientales, de sustentabilidad, de racionalidad
del uso de la tierra, la contaminación intradomiciliaria, soluciones,
comparaciones y efectos en salud”.
“Nos evitaría
recorrer los mismos caminos que siguieron los países desarrollados con sus
errores y diferencias con nuestra realidad. Si tenemos un déficit tan
importante, podríamos al menos mitigarlo al comprometernos con la
disponibilidad de los resultados de las investigaciones y proyectos”,
indica en su artículo publicado en la serie Seminarios y Conferencias de la CEPAL al referirse a lo que se podría
lograr al llevarlos a la investigación.
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